El valor del juego en el desarrollo de la inteligencia, lo primero que el docente debe tener en cuenta
es que el juego constituye la actividad fundamental del niño y que, gracias a
esa actividad, los niños consiguen convertir la fantasía en realidad.
El juego es una actividad esencial para que el niño se
desarrolle física, psíquica y socialmente. El niño necesita jugar no sólo para
tener placer y entretenerse sino también para aprender y comprender el mundo.
El juego no es sólo juego infantil. Jugar, para el niño y para
el adulto es una forma de utilizar la mente e, incluso mejor, una actitud sobre
cómo utilizar la mente.
Es un marco en el que poner a prueba las cosas, un invernadero en el que poder
combinar pensamiento, lenguaje y fantasía.
Mediante el juego, el niño también desarrolla sus capacidades motoras
mientras corre, salta, trepa, sube o baja y, además, con la incorporación
a un grupo se facilita el desarrollo social, la relación y cooperación con los
demás así como el respeto mutuo. Más aún: al relacionarse con otros niños
mediante el juego, se desarrolla y se perfecciona el lenguaje. Los juegos con
los que el niño asume un rol determinado y donde imita y se identifica con los
distintos papeles de los adultos influyen de una manera determinante en el
aprendizaje de actitudes, comportamientos y hábitos sociales. Tanto la
capacidad de simbolizar como la de representar papeles le ayuda a tener
seguridad en sí mismo, a autoafirmarse, acrecentando, además, la comunicación y
el mantenimiento de relaciones emocionales.
El juego genera placer, moviliza al sujeto, desarrolla la creatividad, la
curiosidad y la imaginación, activa el pensamiento divergente, favorece la
comunicación, la integración y la cohesión grupal, facilita la convivencia,
etc.
Según Gallardo, Mc Neil y Ramírez, los juegos se dividen en tres: Creativos, didácticos y profesionales.
• Creativos: desarrollan la creatividad del grupo que los
practique. Este tipo de juego adiestra al estudiante en el arte de escuchar y
evaluar el contenido y no la forma.
• Didácticos: Puede llegar a ser un método muy eficaz de la
enseñanza como lo son los encuentros de conocimientos, olimpiadas, etc.
• Profesionales: Permiten a los estudiantes de una forma amena
y creativa resolver situaciones de la vida real y profesional a través de
situaciones artificiales o creadas por el a la realidad.
El maestro debe ser animador del juego o incluso de un
jugador más. Si nos queremos convertir en "directores" del juego, en personas "adultas y serias", que mandan, organizan y disponen, jamás lograremos un clima
adecuado, donde el niño se exprese de manera autónoma y libre mediante el
juego. Esto no significa que debamos dejar a nuestros alumnos solos, sino que
debemos orientarlos, darles ideas y animarlos, con el propósito de que, en sus
períodos de juego, los niños encuentren en sus maestros a alguien al que pueden
acudir de una forma algo más distendida.
Los materiales lúdicos que van a utilizar nuestros alumnos
deben ser estudiados y seleccionados cuidadosamente. El juguete es una especie
de "pretexto" que debemos tener en cuenta. Seleccionaremos materiales lúdicos
que favorezcan el pensamiento divergente y la creatividad de los estudiantes
como pueden ser los puzles, ábacos, marionetas, cuentos, canciones…
Todo niño debe desarrollar tanto el juego libre como el
juego organizado, debe jugar individualmente y en grupo. Diversas
investigaciones señalan que el juego entre dos niños dura más tiempo y es más
productivo que el individual o el de tres o más niños; sin embargo, debemos
añadir que el juego espontáneo e individual se enriquece con las aportaciones y
experiencias que aporta el juego colectivo. Por tanto, el maestro debe
estructurar y organizar el tiempo para cada tipo de juego que utilice en su
clase.
¡¡¡ A JUGAR!!!
Publicado por José M ª Fernández.